top of page
  • Foto del escritorJHG

Aristóteles y la utilidad (en medicina)

*Estas intervenciones se dieron en el contexto de una actividad grupal universitaria en la asignatura de Metafísica y Filosofía de la Naturaleza.


Primera intervención: Sobre la utilidad

Estimados compañeros/as:

En primer lugar, felicitaros por los esquemas; me han gustado mucho, desprenden buen gusto y creatividad (seguro me inspirarán para mis futuros resúmenes). Quisiera, por otra parte, comentar una cuestión que me ha hecho reflexionar al leer el texto de Aristóteles: el problema de la utilidad.


Hemos podido ver (justamente, ver) que el autor valora la superioridad de la sabiduría más por su acceso a las causas y principios que por el valor pragmático de su conocimiento. Esto me hace plantearme las siguientes cuestiones:


  • ¿Existen campos del conocimiento en el que esta distinción sea problemática, donde la utilidad debiera primar sobre el conocimiento de las causas?

  • ¿Puede esta peculiaridad ser temporal? Es decir, ¿es posible que haya periodos temporales en los que esa jerarquía quede suspendida por desconocimiento de las causas?

  • ¿Puede haber una distancia insalvable entre ciencia productiva (superioridad práctica) y ciencia teorética (superioridad en el conocimiento de las causas)?

Uno de los campos en las que estas preguntas son pertinentes es la medicina. Mario Bunge, en su Filosofía para médicos, define la medicina como una multidisciplina compuesta de ciencias básicas, ciencias aplicadas y tecnologías (artesanías de alto fuste y servicios cualificados)1. Con reminiscencias aristotélicas prima el conocimiento de los mecanismos de acción en las diferentes intervenciones, matizando la actual Medicina Basada en la Evidencia (MBE). No obstante, existe un campo específico dentro de esta en la que la agudeza del filósofo y físico no les son suficientes para esclarecer la cuestión: la psicoterapia (regulada en España con mayor alcance como Psicología Clínica).


¿Por qué es clave esclarecer estas cuestiones en ese campo? A mi parecer, porque el entramado noción de causa y jerarquía de saberes es problemática, y no se da en otras disciplinas. Esta problemática está tratada en profundidad en la descomunal obra La curación por la palabra del antropólogo de la medicina Laín Entralgo —la cual llevo regurgitando transcurridos unos meses desde su lectura—. Quisiera señala simplemente aquí que podemos encontrar en Aristóteles una solución intermedia entre Platón (racionalización del ensalmo, reaccionando contra los sofistas) y Gorgias (doctrina sofística de la persuasión), entre el logos dialéctico y el logos retórico, resolviendo en parte:


<<Y tampoco es imposible en el ejercicio de la medicina —sobre todo cuando la actividad del médico es psicoterapéutica— que el indocto tenga mejor éxito que el erudito>>2


Donde mis compañeros de profesión debaten entre licencias estatales, intrusismo y nociones científicas no informadas, debiera haber un retorno a la lectura de Aristóteles.


1 Mario Bunge, Filosofía para médicos, Gedisa Editorial, 2012, Buenos Aires, p.186.

2 Laín Entralgo, Curación por la palabra, Revista de Occidente, 1958, Madrid, p. 253.


Segunda intervención: Respuesta a M.


Buenas tardes M., un placer saludarte por aquí. En primer lugar, felicitarte por tus aportaciones en todas las materias de este segundo semestre; me están agradando mucho.


Quisiera exponer dos cuestiones a raíz de tu comentario:


1. Acerca del objetivo de cursar el grado de Filosofía, política y economía.


Efectivamente, desde la óptica aristotélica el contenido de las materias, o algunas de ellas por lo menos, versaría sobre cuestiones puramente teoréticas y, por lo tanto, se estudiarían como en fin en sí mismo. El resto de ciencias quedarían subsumidas al conocimiento de las causas y los principios. Una de las cuestiones que me reconcomen, y espero poder resolver a lo largo de los cursos, es cómo conectar esa teorética con el resto de ciencias, digamos, con una naturaleza más práctica. Es decir, cómo se conectará la Ontología (nomenclatura actual) con el resto de disciplinas.


Opino, por otro lado, que el fin del grado debiera tener en cierto modo una salida práctica. Me resultaría extraño, fútil incluso, que de entre toda la promoción de estudiantes no surgieran al cabo de los años productos intelectuales que tuvieran algún fin determinado distinto del mero conocimiento por sí mismo.

Me resulta incómoda la idea de que aquellos que tenemos la posibilidad material de adentrarnos en estas materias no volviéramos en nuestro viaje de vuelta con nuevas soluciones (o nuevos problemas). Para mí justamente lo atractivo de este grado combinado es la posibilidad de unir esa ciencia suprema con las demás. Entre vida contemplativa y vida activa opto por no escoger; me comprometo tanto con Marta como con María:

<<En el pequeño patio de Oriente se alza dulce y trémula, como un surtidor de fontana, la voz ungida del Cristo que amonesta: Marta, Marta —una sola cosa es necesaria. Y con ello aludía frente a Marta hacendosa y utilitaria a María amorosa y superflua.>>1


2. Acerca de la necesidad de una base metafísica para cualquier plan de estudio científico.


Sobre esta cuestión quisiera trasladaros la posición de Mario Bunge, que aboga por una ontología contigua a la ciencia (y no subsumida) y propone unas reglas del filosofar axiomático y científico:


<<Nos interesa la variedad científica de la metafísica exacta, o sea, las teorías ontológicas que, además de ser exactas, son científicas. La diferencia entre “exacta” y “científica” es la que sigue: la última supone la primera, pero no viceversa.>>2


R1 – Tener en cuenta la tradición metafísica, pero sin contentarnos con ella.

R2 – Evitar las palabras que no transmitan ideas claras.

R3 – Intentar formalizarlo todo (con ánimo de claridad y sistematización).

R4 – No confundir simbolización con matematización.

R5 – Luchar por el rigor, pero sin permitir que éste mine el vigor.

R6 – Explicar lo concreto por medio de lo abstracto.

R7 – Mantenerse alejado del subjetivismo.

R8 – No reificar lo que no sea una cosa.

R9 – Luchas por la sistematicidad.

R10 – Controlar (compatibilidad con la ciencia contemporánea).


1Ortega y Gasset, ¿Qué es filosofía?, Espasa Libros, 2021, p. 101.

2Mario Bunge, Ontología I El moblaje del mundo, Gedisa Editorial, 2013, p. 33.



*Resumen Libros I y II de la Metafísica de Aristóteles


Libro 1


Gradación del conocimiento:

  1. Sensación —con primacía de lo visual—

  2. Experiencia (con sustento en la capacidad memorística; vs. al azar)

  3. Arte y ciencia (capacidad de abstracción a partir lo experiencial; capacidad para postular reglas universales)

Ciencias prácticas orientadas a satisfacer las necesidades

Ciencias prácticas orientadas al placer y a la calidad de la vida

Ciencias teóricas o teoréticas (trata los principios y causas) SABIDURÍA

La experiencia tiene superioridad práctica sobre el arte, pero no la supera en sabiduría, esto es, en el conocimiento de las causas, en la capacidad para enseñarlas y por no estar orientadas a la utilidad.

Misma jerarquía expresada por analogía:

  1. Obrero manual

  2. Director de la obra

  3. Ciencias productivas

  4. Ciencias teoréticas

Libro 2


Se establece una concepción más amplia y detallada de la sabiduría como conocimiento, partiendo de las opiniones comunes acerca del sabio:


Opiniones comunes:

  1. Su conocimiento es más universal.

  2. Alcanza las cosas más difíciles de conocer.

  3. Es más exacto respecto de las causas.

  4. Se escoge por sí mismo y no en función de utilidad alguna.

  5. Le están subordinados los demás saberes y conocimientos.

Conclusiones: la sabiduría trata sobre:

  1. Lo máximamente universal.

  2. Las causas y los principios primeros.

  3. La divinidad.

Matices:

  • No es una ciencia productiva; parte de un perplejo al que se responde reconociendo ignorancia.

  • Se persigue por sí misma, sin valor de utilidad inmediato, y queda subsumida a los condicionantes materiales del sabio.

21 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page