Todos estos documentos pueden usarse libremente para difundir los peligros de esta lacra:
Consecuencias del uso de pantallas, medidas para gestionarlo y mitos que permiten su propagaciĆ³n.
Las pantallas no potencian el sano desarrollo de los menores ni son herramientas pedagĆ³gicas. Por pantallas se entiende cualquier dispositivo digital como tablet, mĆ³vil o televisiĆ³n. Estas no han demostrado hasta ahora ni un solo efecto positivo en ninguna Ć”rea, en cambio, la lista de las alteraciones es interminable.
Todas las consecuencias descritas son independientes del sexo, la edad, el entorno de origen y cualquier otro factor sociocultural relevante.
A.Ā Consecuencias del uso de pantallas en niƱos y adolescentes.
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1.Ā Ā Ā Inteligencia y desarrollo cognitivo.
Se han observado afectaciones en las Ć”reas del lenguaje, la atenciĆ³n, la memoria e incluso en la capacidad cognitiva.
Los hitos del psicodesarrollo en edad temprana quedan afectados.
La atenciĆ³n conjuntaĀ queda alterada, repercutiendo en las habilidades sociocognitivas que serĆ”n importantes a lo largo del desarrollo.
DisminuciĆ³n de la proactividad del bebĆ© ā> Conduce al sedentarismo.
La interferencia tecnolĆ³gica (technoference) conlleva efectos negativos en la calidad de las relaciones paternofiliales: se dan menos interacciones verbales y no verbales con los hijos, una demora en las respuestas a los intentos de interacciĆ³n por parte de los hijos y unas respuestas menos afectuosas ante estas demandas de atenciĆ³n.
Se reduce la competencia lingĆ¼Ćstica.
Se da una relaciĆ³n directa con dĆ©ficits de atenciĆ³n, en la misma medida que entre tabaquismo y cĆ”ncer de pulmĆ³n.
Incremento del 50% la posibilidad de desarrollar trastornos de la atenciĆ³n en etapa secundaria por cada hora de consumo; se multiplica por tres este riesgo si se dispone de smartphoneĀ entre 12 y 20 aƱos, por seis si el consumo es mayor de 2 horas al dĆa.
2.Ā Ā Ā Rendimiento acadĆ©mico.
Las notas empeoran a medida que aumenta el tiempo de uso de pantallas āel que en algunos casos sean buenas significa que podrĆan ser mejoresā.
Los niƱos que aprenden a escribir con teclado experimentan dificultades en la lectoescritura, como memorizar y reconocer letras.
Tener televisiĆ³n en la habitaciĆ³n supone un empeoramiento de entre el 15-20 % respecto a los que no la tienen.
Se reducen la lectura en familia y la lectura en solitario.
Los mĆ©todos tradicionales āpapel y boliā se muestran superiores al entorno digital. Por ejemplo, los textos en papel se comprenden mejor que en versiĆ³n digital.
Los paĆses que mĆ”s invierten en TICs ātecnologĆas de la informaciĆ³n y la comunicaciĆ³nā aplicadas a la educaciĆ³n obtienen peores resultados acadĆ©micos. Las ingentes inversiones en ese Ć”mbito digital no sĆ³lo han sido inĆŗtiles, sino perjudiciales. El factor que se sigue demostrando como el que impacta de manera positiva en nuestros chicos/as es la mejora del nivel docente āinversiĆ³n en la calidad del profesorado.
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3.Ā Ā Ā Salud.
El consumo digital se ha relacionado con obesidad, trastornos de conducta alimentaria, tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia en general, violencia y sedentarismo.
La afectaciĆ³n del sueƱo, perjudicado por este consumo, se relaciona con riesgo de ideas suicidas, depresiĆ³n, retraso en el lenguaje, y en multitud de consecuencias fĆsicas y psĆquicas como menor maduraciĆ³n cerebral y desarrollo cognitivo, peor respuesta inmunitaria, diabetes tipo 2, impulsividad/hiperactividad, riesgo cardiometabĆ³lico, problemas visuales y un largo etcĆ©tera.
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4.Ā Ā Ā Bienestar emocional.
Se relaciona con el aumento de la insatisfacciĆ³n en las relaciones personales, comportamientos agresivos, malestar existencial, asĆ como con trastornos emocionales como depresiĆ³n, ansiedad o conducta suicida.
A menor consumo mayor bienestar emocional.
Interfiere en la gestiĆ³n bĆ”sica de emociones, la cual se puede resumir en: 1) identificarĀ la emociĆ³n, 2) validarlaĀ (en un sentido esta es siempre correcta) y 3) tolerarlaĀ (comprendiendo y experimentando la regulaciĆ³n que se produce sin la necesidad de intervenir en ella).
Provoca una estimulaciĆ³n sensorial crĆ³nicaĀ que se asemeja a una indigestiĆ³n por empacho. Los/as chicos/as suelen confundir esta sensaciĆ³n con aburrimiento, cuando en realidad es una sobreestimulaciĆ³n.
Las autolesiones pueden tener, entre otras, la funciĆ³n de intentar deshacerse de ese hastĆo.
La creaciĆ³n de vĆnculosĀ queda mermada. Pese a la sensaciĆ³n que producen las redes sociales de estar mĆ”s conectados, desaparece progresivamente el impulso de interaccionar con el otro, de jugar, cruzar miradas, establecer contacto, etc. En definitiva, las habilidades sociales no se desarrollan adecuadamente y aumentan los sentimientos de soledad.
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5.Ā Ā Ā Violencia y Sexualidad.
El uso de pantallas reduce la capacidad del niƱo para controlar sus impulsos y desarrollar su empatĆa cognitiva y afectiva.
Los contenidos de violencia audiovisual y de tipo sexual provocan efectos conductuales y emocionales por desensibilizaciĆ³n, efecto de cultivo (fomento de una imagen de un mundo peligroso, incentivando tendencias sobreprotectoras en los adultos) y modelado (aprendizaje por replica tras observaciĆ³n de modelos reales o ficticios).
La digitalizaciĆ³n ha generado oportunidades ideales para los ciberacosadores y los pederastas. Los casos de acoso escolar, uno de cada tres adolescentes en nuestro territorio, se escalan y expanden en el mundo digital. Las mujeres y los estudiantes LGTBI+ son los mĆ”s afectados.
El acoso escolar es otro factor relacionado con la depresiĆ³n grave y la ideaciĆ³n suicida āla tasa se multiplica por 4 en estos casosā.
Los delitos de acoso sexual a menores (child grooming) ha aumentado un 175 % desde 2018.
El 57.2 % de los adolescentes ha aceptado alguna vez a un desconocido en una red social; el 21.5 % llegĆ³ a quedar en persona con gente que conociĆ³ exclusivamente a travĆ©s de internet.
Uno de cada diez adolescentes recibiĆ³ una proposiciĆ³n sexual por parte de un adulto.
El descubrimiento de la sexualidad es mediado por las pantallas, desnaturalizando el proceso.
El envĆo de fotos o vĆdeos personales de carĆ”cter erĆ³tico o sexual (sexting activo), o su recibimiento (sexting pasivo), es una prĆ”ctica extendida entre adolescentes āincluso en niƱosā, la mayorĆa de las veces sin el conocimiento de los padres.
Entre un tercio y la mitad de los adolescentes ha accedido a webs de contenido pornogrƔfico.
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6.Ā Ā Ā Conducta suicidaĀ
Las pantallas se relacionan con la conducta suicida:
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Interfiriendo en las intervenciones preventivas mejor establecidas para la conducta suicidaā¦
Facilitando el acceso e informaciĆ³n a mĆ©todos letales.
Fomentando el efecto contagio de la conducta suicida (efecto Werther).
Mermando las habilidades necesarias para protegerse frente la conducta suicida como los logros acadĆ©micos, la adquisiciĆ³n de estrategias de afrontamiento como el juego fĆsico o la diversiĆ³n relajante, y facilitando el aislamiento.
Contribuyendo a retrasar la identificaciĆ³n de las dificultades y la peticiĆ³n de ayuda, ademĆ”s de facilitar el contacto con comunidades prosuicidio.
Interfiriendo en los factores protectores frente a la conducta suicidaā¦
DaƱando o impidiendo la vinculaciĆ³n escolar positivaĀ y la supervisiĆ³n parentalĀ āconocer con quiĆ©n y dĆ³nde estĆ” su hijo la mayor parte del tiempoā. Cuando estos dos factores no se danĀ aumentan los riesgos de conducta suicida, experiencias de violencia, uso de sustancias tĆ³xicas, comportamiento sexual inadecuado y deterioro de la salud mental.
Cuando un hijo estĆ” en la habitaciĆ³n conectado a internet, o incluso si estĆ” sentado al lado de sus padres en el salĆ³n de casa, hay dos cosas que estos no saben: ni dĆ³nde ni con quiĆ©n estĆ” su hijo. Francisco Villar, CĆ³mo las pantallas devoran a nuestros hijos
B.Ā ĀæCĆ³mo llegan a producirse estos efectos?
1.Ā Ā Ā Por efectos directos.
2.Ā Ā Ā Por consecuencias indirectas (ej. Las pantallas compiten con actividades esenciales para el desarrollo).
3.Ā Ā Ā De forma retardada āAGRESIĆN SILENCIOSAā.
4.Ā Ā Ā Por consecuencias en cascada, acumulativas y que perduran en el tiempo.
5.Ā Ā Ā Por causas mĆŗltiples (ej. El consumo de pantallas conduce a la tristeza por varias vĆas al mismo tiempo).
Supone una pĆ©rdida de experiencias vitales esenciales: interacciĆ³n intrafamiliar, lectura, mĆŗsica, juegos creativos, dibujo, actividad fĆsica, sueƱo.
El uso de pantallas perjudica de las siguientes formas:
Limita la disponibilidad de los padres āespecialmente de la madreā en la crianza.
Cuantas mĆ”s horas pasan los niƱos y los padres delante de sus pantallas, mĆ”s se limitan el volumen y la riqueza de sus relaciones recĆprocas. Cuando el televisor permanece en segundo plano o la madre atiende al mĆ³vil se producen microinterrupcionesĀ que afectan gravemente en la calidad de dichas relaciones.
Los hermanos mayores presentan mayor cociente intelectual, rendimiento acadƩmico y nivel salarial porque se benefician de interacciones mƔs ricas que sus hermanos menores.
Reduce las oportunidades de interacciĆ³n paternofiliales, la atenciĆ³n dividida entre el aparato y el niƱo dificulta la interpretaciĆ³n y respuesta ante las seƱales de este, y provoca respuestas emocionales negativas como estrĆ©s, ira o celos.
Empobrecen el entorno y ofrecen una estimulaciĆ³n masiva sin esfuerzo previoĀ por el niƱo o el adolescente.
Conseguir lo que se quiere con tan solo desearlo conduce a la larga desmoralizaciĆ³n, hastĆo y problemas psicolĆ³gicos. Es vital para todo ser humano la consecuciĆ³n de metas y que para ello se requiera esfuerzo DE UNO MISMO.
Enriquecer un entorno es algo mĆ”s que mera estimulaciĆ³n.
Son una fuente de distracciĆ³n irresistible en Ć”mbitos educativos, pese a sus supuestas virtudes potenciales.
El empeoramiento del sueƱo se relaciona con multitud de efectos nocivos: i) retrasando la hora de acostarse; ii) aumentando el tiempo que pasa entre que se acuesta y se duerme ālatencia del sueƱoā; y iii) interrumpiendo el sueƱo.
C.Ā Mitos y elementos que mantienen y exacerban la pandemia.
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Alguien podrĆa preguntarse sobre los motivos por los que estos efectos no son denunciados por las autoridades, los expertos sanitarios o los educadores. Veamos algunas de las cuestiones que frenan tanto la informaciĆ³n fidedigna como las medidas necesarias para atajar esta pandemia silenciosa.
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Mitos
A.Ā Ā Ā El mito del nativo digital: Ā«Es una generaciĆ³n distinta a la nuestra, son capaces de multitareaĀ».
No existe generaciĆ³n alguna con habilidades digitales especiales, capaces de habilidades cognitivas desbloqueadas o superiores a generaciones anteriores. No son genios de los dispositivos digitales y del pensamiento complejo. Tampoco trabajan mejor en equipo.
No es posible atender en una clase o hacer deberes mientras se ven series o navegan por redes sociales sin que suponga merma alguna.
B.Ā Ā Mito del buen uso y la responsabilidad individual: Ā«Las pantallas sĆ³lo son malas dependiendo de su usoĀ».
Recordemos que estamos hablando de menores, y que, por muy buenos motivos, estĆ”n limitados legalmente a un sinfĆn de actividades y productos, como por ejemplo consumir drogas, conducir, votar, entrar a salas de musculaciĆ³n. Es una temeridad intelectual apelar a la responsabilidad individual.
No existe un buen usoĀ de estas tecnologĆas, su mera presencia no sĆ³lo no reporta beneficios, sino que se dan serios perjuicios.
C.Ā Ā Mito de la tecnologĆa educativa: Ā«Debemos adaptarnos a esta nueva e inevitable revoluciĆ³n que ha venido para quedarseĀ».
El uso de dispositivos digitales no ha demostrado beneficios en el aprendizaje, de hecho, se observan efectos muy perniciosos.
PaĆses como Suecia han dado marcha atrĆ”s, sacando las pantallas de las aulas y volviendo a los libros de texto. Ā«EstĆ”bamos creando analfabetos funcionalesĀ».
La distinciĆ³n entre pantallas interactivas y no interactivas o las supuestas bondades de los videojuegos son otros argumentos mitolĆ³gicos. Tanto unas como otras son igual de daƱinas, y los videojuegos mejoran la atenciĆ³n exĆ³gena (justo aquella que interfiere con la capacidad de concentraciĆ³n y el rendimiento intelectual).
D.Ā Ā Mito de la oportunidad perdida: Ā«Debemos aprovechar los primeros aƱos para que adquieran las aptitudes digitalesĀ»
No existe ningĆŗn peligro de analfabetismo digital. Toda esta moderna tecnologĆa estĆ” diseƱada para poder ser usada por personas que tienen baja capacidad cognitiva, como en el caso de los bebĆ©s. El que tu bebĆ© sea capaz de manejar el mĆ³vil es mĆ©rito del diseƱador.
E.Ā Ā Mito de la causa Ćŗnica: Ā«El uso de la exposiciĆ³n a las pantallas no es la Ćŗnica fuente de malestar entre nuestros jĆ³venesĀ».
Los caminos que conducen al sufrimiento humano son mĆŗltiples, es cierto. La cuestiĆ³n es que hay evidencias de uno en particular, el uso de pantallas. ĀæQuĆ© impide hacer algo sobre esta causa?
F.Ā Ā Ā Mito de la carga de la prueba invertida: Ā«Debe demostrarse que el uso de las pantallas es perjudicialĀ».
Esta lĆ³gica no se aplica, por suerte, ni en Derecho ni en Medicina. Las intervenciones en el cuerpo humano deben demostrarse mejores que la no intervenciĆ³n; lo contrario tiene nombre: iatrogenia. Lo mismo se aplica a dejar que nuestros menores crezcan rodeados de pantallas. Son los fabricantes de estos productos los que deben demostrar su bondad, su al menos no-daƱo.
Lo que hace la madre naturaleza es riguroso hasta que se demuestre lo contrario; lo que hacen los seres humanos y la ciencia es defectuoso hasta que se demuestre que no lo es. Nassim Taleb ā AntifrĆ”gil.
G.Ā Ā Mito de la libertad y el derecho negado: Ā«Ustedes privan a los menores del derecho al acceso al mundo digitalĀ».
Derechos fundamentales para la infancia son el derecho a la salud, a la protecciĆ³n, a la educaciĆ³n, entre otros. Barnizar de derecho esta cuestiĆ³n es una broma de mal gusto, especialmente cuando se estĆ” atentando precisamente contra la salud, protecciĆ³n y educaciĆ³n de nuestros menores.
TambiĆ©n se habla de brecha digitalĀ para seƱalar esta falta de derechos en sectores desfavorecidos. La brecha, en realidad, es econĆ³mica, y la ingente inversiĆ³n en nuevas tecnologĆas no ha ayudado precisamente en su mejora.
No se priva a nuestros hijos el acceso al mundo digital, sino que se priva al mundo digital el acceso a nuestros hijos precisamente por el mal uso que hacen de Ć©l. Francisco Villar ā CĆ³mo las pantallas devoran a nuestros hijos.
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H.Ā Ā Mito de la vulnerabilidad: Ā«Ćnicamente una parte de los menores es vulnerable a esta exposiciĆ³nĀ».
Todos los efectos descritos en este folleto son aplicables a toda la poblaciĆ³n infantojuvenil, la afectaciĆ³n es general, no especĆfico de un sector supuestamente vulnerable.
Agentes interesados y/o inoperantes
Intereses econĆ³micos. Las empresas tecnolĆ³gicas ayudan a difundir activamente estos mitos, y sus motivaciones son evidentes: econĆ³micas. La fuerza de su poder econĆ³mico es superior a cualquier intento civil e intelectual de generar contrapesos. Estas empresas son ciegas a los efectos perniciosos que generan.
Sus tentĆ”culos se filtran por los intereses polĆticos (vĆnculo con la AdministraciĆ³n PĆŗblica) y los intereses profesionales (vĆnculo con la InvestigaciĆ³n y la Academia).
Estudios poco rigurosos. Algunos profesionales divulgan conocimiento con escaso valor cientĆfico y sesgado por conflictos de intereses que no reconocen. A esto hay que sumarle la pobre calidad periodĆstica en el tratamiento de estos temas, fundamental para su conocimiento por parte de la opiniĆ³n pĆŗblica.
Negligencia del poder pĆŗblico. Las Estrategias de Salud PĆŗblica nacionales no contemplan la digitalizaciĆ³n y las pantallas como un problema de salud pĆŗblica, y de esta manera impide la consecuciĆ³n de los objetivos que sĆ contempla: fomentar la actividad fĆsica, disminuir el consumo de sustancias adictivas y promover la salud sexual.
Conclusiones sesgadas y contradictorias. Las conclusiones de algunos informes sobre esta cuestiĆ³n, firmados por importantes organizaciones no gubernamentales, no estĆ”n en consonancia con la evidencia acumulada. O pecan de equidistantes, a la postre daƱino, o afirman conclusiones aberrantes por efecto de intereses personales o de lobbies.
Profesionales de a pie con poco poder. Los efectos perniciosos son observados claramente por las propias familias y los profesionales en contacto directo con los niƱos y adolescentes (PediatrĆa, PsiquiatrĆa ā PsicologĆa ClĆnica, Trabajo Social, Educadores, etc.), justamente los colectivos que de forma aislada menos poder tienen de generar corrientes contrarias.
D.Ā Medidas para su regulaciĆ³n por parte de las familias.
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Mientras las autoridades no legislan esta cuestiĆ³n, las medidas que permiten frenar esta pandemia digital quedan en manos de los padres. Algunos aspiramos a que aquellas leyes no sean necesarias; a lo mejor ingenuamente les consideramos con capacidad de crĆtica y acciĆ³n.
Estas recomendaciones van dirigidas, naturalmente, a adultos (padres, tutores, familiares y allegados significativos de los niƱos y adolescentes). Estas cuestiones deben ser comprendidas y aplicadas en primer lugar por ellos, no por los chicos/as.
Es recomendable explicar, una Ćŗnica vez, los motivos de los lĆmites. Los menores no tienen por quĆ© entenderlos, especialmente si se estĆ” en una situaciĆ³n grave de consumo de pantallas āestadĆsticamente es lo mĆ”s probableā.
Es importante que sepa que los efectos son reversibles, produciendo una mejora notable en todos los Ć”mbitos seƱalados en cuanto se limita el consumo. Algunos padres se ven animados por una desconexiĆ³n personal tras ver estos efectos positivos.
Se recomienda retrasar el uso de smartphones hasta los 18 aƱos. Si no es evitable, ofrecerlos exclusivamente entre los 16 y 18 aƱos con estrictas medidas de control parental. Es difĆcil contemplar que un padre ceda un instrumento de estas caracterĆsticas sin un mĆnimo de conocimiento sobre el mismo.
Antes de los 16 aƱos no se deberĆan usar smartphones. Esta prohibiciĆ³n tendrĆa que estar acompaƱada de una acciĆ³n legislativa que ofreciera apoyo a los padres para llevar a cabo medidas de protecciĆ³n.
Si es preciso tener acceso a llamadas antes de los 16 aƱos, ofrecer un mĆ³vil de solo llamadas, sin conexiĆ³n a internet, ni dispositivos de mensajerĆa que permitan compartir contenidos.
Los grupos de WhatsApp popularizados para mantenerse informado sobre las actividades escolares siempre se tendrƔn en los dispositivos de los padres.
En relaciĆ³n con el resto de las pantallas āincluida la televisiĆ³nā:
Hasta los 6 aƱos nada de pantallas.
A partir de los 6, un mĆ”ximo de 30 minutos al dĆa.
Nunca tener pantallas en la habitaciĆ³n.
Nada de contenidos inapropiados (violencia, sexo, consumo de sustancia, etc.).
Nunca usar pantallas por la maƱana antes de ir al colegio.
Nunca usar pantallas por las noches antes de acostarse, como mƔximo dos horas antes de ir a dormir.
Nunca hacer multitarea, es decir, cenar con pantalla, hacer los deberes, conversar o incluso acceder a contenidos en una pantalla mientras se usa tambiƩn otra pantalla.
En relaciĆ³n con las pantallas de los padres:
Dejar el mĆ³vil u otro tipo de pantallas durante el tiempo de alimentar al bebĆ© o al niƱo, y durante el tiempo libre de juego compartido.
Nunca hacer multitarea, cenar con pantallas, jugar o conversar con los hijos mientras se usan pantallas.
Procurar disminuir el nĆŗmero de horas de pantallas consumidas al dĆa.
ā¦ esto significa que si usted odia al niƱato de sus horribles vecinos y quiere arruinarle al mĆ”ximo la vida, no tiene por quĆ© recurrir a meterle plomo en la cantimplora: bastarĆ” con que le regale un televisor, una tableta o una videoconsola. El impacto cognitivo serĆ” igual de devastador y usted no correrĆ” el riesgo de acabar en los tribunales. Michel Desmurget - La fĆ”brica de cretinos digitales.
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